Aprovechando que el 7 de junio es el Día Europeo del Síndrome Gilles de la Tourette (ST), quiero compartir con vosotros un diagnóstico del cual yo mismo solo supe hace aproximadamente un año. El ST es un trastorno neurológico hereditario. De hecho, yo mismo tuve que informar a mi padre de que él también lo tenía. Los dos sabíamos desde nuestra infancia que teníamos “tics”, pero no sabíamos que esos tics eran parte de todo un síndrome con una serie de manifestaciones y trastornos asociados.
Lo que fue crucial para mí fue descubrir que, además de tics “motores”, esos ruiditos y palabras que se me escapaban eran también tics “fónicos”. Y, sobre todo, que todo eso que “rodeaba” a los tics tenía nombre, y se podía tratar. «Salir del armario» es aceptar lo que uno es, es educar a quien aún no conoce, pero también es una forma de ayudar a las personas que aún no fueron diagnosticadas a descubrir su condición.
Menos del 10% de las personas con ST han sido diagnosticadas, aunque se calcula que hasta el 1% da población puede tener ST. Tras ser diagnosticado, encontré en la red testimonios muy útiles de otros “Tourettes” que habían compartido sus experiencias antes que yo. Espero que encontréis este texto también útil e interesante.
No dudéis preguntar o conversar sobre el asunto con naturalidad. Yo mismo estoy asimilando todo esto y será un placer contar con vuestra ayuda en el proceso.
Mi historia
Fui diagnosticado con tics motores y dificultades sociales en los años 80, con alrededor de 8 años de edad. Recibí tratamiento psicológico, pero no fui diagnosticado ni con ST ni con casi ninguno de los trastornos asociados que tengo. Ahora soy capaz de darme cuenta de que, además de los tics, tenía ansiedad, dificultades sociales, obsesiones (simetría, orden, algunos números), y naturalmente mucha vergüenza por mis tics, que llegaron al máximo en la pubertad, pero que en mi caso son aún bastante evidentes.
Respecto al TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad), nunca fui buen estudiante, siempre tuve dificultad para concentrarme en reuniones, la escuela, y la Universidad, donde me distraía con pensamientos y fantasías durante horas.
Aun así, siempre tuve la capacidad de tener breves periodos de concentración muy intensos, cuando encontraba una gran motivación e interés en algo; de hecho esos momentos de concentración son tan intensos que a veces no consigo oír si alguien me habla.
En primaria me recomendaron que estudiara formación profesional y no ir para secundaria. No hice caso, entré en la Universidad con dificultad y esfuerzo, con el apoyo incondicional de mi familia y, también, porque el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) hace a las personas muy cabezotas y perseverantes.
Sólo conseguí terminar Biología tras 8 años (la Licenciatura era de 5), y tras considerar repetidamente abandonar los estudios. Después de la Licenciatura, y tras tres tentativas, conseguí una beca de doctorado que “sólo” tardé 5 años en completar (la beca era de 4 años), con algunos ataques de ansiedad en el proceso, y con el apoyo incondicional de mis Directores que, sin saber de mi condición, creyeron en mi capacidad, ya que ni el ST ni el TDAH afectan a la capacidad intelectual, sino al desempeño.
En resumen, siempre he estado a punto de “perder el tren” pero de alguna forma siempre conseguí cogerlo. Como referencia, mientras que el 30% de la población consigue un título universitario, menos del 10% de las personas con TDAH lo consiguen. Ya con 40 años fui finalmente diagnosticado por un Neuropsiquiatra con ST y con varios trastornos asociados. Mi primera reacción fue de incredulidad, pero luego fue muy liberador.
Siempre supe que era una persona rara, pero darme cuenta de que tenía una discapacidad, aunque leve, ha sido todo un proceso de autoconocimiento y aceptación; después de toda una vida de auto negación. También fue toda una experiencia decirle a mi padre, a sus 67 años, que él también tenía el ST. A él no le impresionó lo más mínimo, y piensa que consiguió todo lo que consiguió precisamente por ser como es. ¡Ah, mis padres, aún con plena capacidad para educarme y guiarme a mis 40 y tantos!