Prosa
Oscar Robles Maquedano. Poeta y escritor. (España). Adulto con ST
Al principio no entiendes lo que te sucede, notas algo extraño, cosas que no son las habituales, te haces preguntas, intentas averiguar el porqué de esos comportamientos, buscas algún tipo de información, te da reparo en contar todo lo que te ocurre, incluso para contárselo a tu gente más cercana.
Con el tiempo ves cómo van aumentando esas «anomalías», un guiño involuntario, un sacudir de cabeza que no esperas, un pensamiento que no se te va de la mente, sientes que no puedes estar quieto, entonces ya vas siendo consciente que algo te sucede, pero ¿El qué?
No es hasta la difícil etapa de la adolescencia en la mayoría de los casos , en unos antes, en otros después, en otros nunca…, cuando descubres el diagnóstico: Tou… ¿Qué?
En el instituto te ponen los típicos motes , se meten contigo, descubres que te distraes especialmente en las explicaciones del profesor, que cuando tienes un libro delante te es difícil mantener la atención, va pasando el tiempo y ves como afloran pensamientos y miedos extraños, obsesiones, fobias, ansiedad, el día a día se te hace difícil, especialmente en las clases, al hablar o tratar con los compañeros, cada cierto periodo de tiempo vas al especialista, te manda una determinada medicación, la que es buena para una cosa es mala para otra, te cambian infinidad de veces de medicación, te suben la dosis, te la bajan, notas los extraños e incómodos efectos secundarios…
Ufff el mundo se te viene encima, especialmente cuando llega esa época temida: La primavera.
Cualquier cosa cotidiana te genera más nerviosismo y más tics, un examen, una discusión, problemas que van surgiendo, etc. La familia se preocupa, se vuelca en ti, pero a su vez sientes la incomprensión de la sociedad.
-¡¡Está loco!! ¡¡Hace cosas muy raras!!
Hay un tiempo en el que te sientes solo, los amigos brillan por su ausencia, cuando te confiesan que es crónico se te viene el mundo encima, ¿Toda la vida con este raro síndrome?
¡¡No por favor !! No!
Pero no todo es así de oscuro. Pasan los años, vas entendiéndote poco a poco, te informas a través de internet, vas conociendo tu trastorno, sus entresijos, sus curiosidades, te das cuenta de que hay más gente como tú, que lo que tienes tiene nombre y está siendo estudiado, se va ampliando tu grupo de amigos, la gente más querida te va comprendiendo, vas aceptando tu enfermedad y luchando contra esos «tics», aunque tienes altibajos, sabes que es algo con lo que tienes que convivir, que hay cosas peores, que no todo es malo, incluso algunas veces bromeas con tus fobias y manías.
Hay gente que incluso te dice que le gusta ese tic que tienes, poco a poco sientes la necesidad de conocer gente perteneciente a esa minoría a la que tú también perteneces, te metes por chat, por foros, conoces a gente que te entiende, que está en una situación similar, que también lo pasa mal, que planta cara, que goza de gran optimismo, tu estado de ánimo mejora, te das cuenta que somos gente diferente, especial, y todo se va normalizando, con sus más y con sus menos, aprendes a ser feliz.
Y sí, señores y señoras, yo tengo… Síndrome de Tourette.